Fado

Portugal, y Lisboa concretamente, es famosa por su Fado, que festeja lo que a los portugueses les gusta creer que es un sentimiento exclusivamente portugués conocido con el nombre de saudade, a veces explicado como la nostalgia por las cosas perdidas. Este lamento melancólico estuvo antaño relacionado con los horribles días de la dictadura de Salazar, hasta que una nueva generación de elegantes artistas infundieron un nuevo aliento a la música y la trasladaron a la audiencia internacional a veces fusionándola con el jazz moderno.

El primero en hacerlo fue Madredeus, con la inquietante voz de soprano de su cantante secundada por guitarras acústicas y un acordeón. Obtuvieron un éxito indiscutible en Europa, y sorprendentemente, en Japón. Incluso Nelly Furtado (con raíces en las Azores) dice que recibió influencias del Fado, sobre todo en su álbum “Folklore”, pero otros fadistas más tradicionales como Mariza, Dulce Pontes, Camané, Cristina Branco, Mafalda Arnauth, Mísia y Katie Guerreiro, han cosechado también grandes éxitos internacionales. Mariza, con su característico peinado rubio plateado, es quizás la más conocida de todas las nuevas cantantes de Fado. De origen mozambiqueño, es considerada por algunos como la segunda, sólo después de la legendaria Amália Rodrigues.